Una despedida discreta e injusta, texto enviado a BIB-MED por @BiblioCHT

Hoy nuestra compañera y amiga Marisa Alonso, bibliotecaria del C.H. Toledo, nos dejaba un texto en BIB-MED que nos toca muy de cerca a todos los profesionales de este sector… Gracias Marisa por dejarnos compartirlo desde el blog BiblioMadSalud…

Hace unos días recibí una llamada que agradecí y, al tiempo, me preocupó.

Nuestra compañera Sara, bibliotecaria del Clínico de Valladolid, se ha jubilado. Se ha ido de la biblioteca discretamente, como es ella.

Sara y el Clínico de Valladolid han sido para mí y para tantos compañeros, prácticamente sinónimos. Como sabéis el nombre de nuestro hospital pasa a ser una especie de apellido: entre nosotros es frecuente hablar de “Concha Getafe”, “Rosa Alicante”, yo soy “Marisa Toledo” … Sara ha sido y para mí lo será siempre “Sara-Clínico Valladolid” (porque Cuca es Río Hortega, en la misma ciudad).

Esta “simbiosis” me parece muy significativa: Sara, como tantos otros compañeros ha sido el alma de una biblioteca que era “su biblioteca”, entre otras cosas porque, como me decía, emocionada: ella puso los libros y las revistas en sus estanterías cuando se montó. Y en ella y para ella ha trabajado ¿38 años? (lo digo de memoria y puedo equivocarme).

Desgraciadamente, antes de jubilarse, su última labor fue retirar de esas mismas baldas esas revistas, primero ordenadamente, como hacemos los bibliotecarios esas cosas, para saber dónde localizar cada una (300 cajas); luego, a toda prisa, porque la urgieron a “despejar” el espacio (3000 cajas). Todo un patrimonio científico, histórico, cultural del Clínico que ahora está inaccesible (¿para siempre?).

Entre esos fondos de los que tantas veces Sara nos ha servido artículos, hay revistas que difícilmente se encuentran en otras bibliotecas. Desgraciadamente, cada vez son más las colecciones perdidas o inaccesibles por la falta de visión de algunos gestores que no se hacen cargo de la importancia de esta riqueza. El espacio es un bien escaso en muchos hospitales, pero siempre hay alternativas y, al menos, deberían de permitir que los bibliotecarios hicieran su trabajo, seleccionando y clasificando sus colecciones según su valor: no es lo mismo retirar una revista que está disponible en formato electrónico o en papel en otra biblioteca que una colección única en el país.

Pero siendo lamentable lo ocurrido con los fondos, no es lo único preocupante: ¿se va a cubrir la vacante que deja Sara?. ¿Se va a seleccionar un profesional competente y bien formado?. Desgraciadamente parece que no será así. Además de los fondos, se perderán los servicios, más allá del SOD que quizás siga funcionando. ¿Quién dará apoyo a los profesionales en sus búsquedas bibliográficas, quién formará a nuevas generaciones de residentes en el buen uso de los recursos bibliográficos?

¿Es concebible un hospital universitario que no disponga de Biblioteca?. En su momento, era un requisito para serlo (de lo poco que se había legislado en España sobre las bibliotecas hospitalarias). Y una biblioteca son colecciones + servicios, también las Bibliotecas Virtuales cuya existencia se invoca a veces como excusa para justificar decisiones como la que nos ocupa. Y esas colecciones las selecciona y organiza, y esos servicios los presta personal cualificado.

Como decía al principio Sara se ha jubilado discretamente. Afortunadamente, sé que arropada por el cariño y el reconocimiento de usuarios y compañeros. Espero que disfrute muchísimo de su jubilación, pero terminar tu vida profesional desmontando lo que has construido durante tantos años, me parece amargo y tremendamente injusto y quiero compartirlo con vosotros.

Un abrazo

Marisa Alonso. Bibliotecaria del Complejo Hospitalario de Toledo

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